viernes, 28 de diciembre de 2007

Las ventajas de ir al cine entre semana.

Practicamente me vendría del gusto si uno de estos días tuviese el cine solo para mí. El miercoles pasado casi lo logro, por desgracia, terminamos siendo cinco el la sala. El hecho de que hubiesen tenido que pasar la pelicula unicamente por mi -cliente no asiduo- me habría elevado el ego a alturas que ni superman en sus buenas. La electricidad, el aire acondicionado que te congela hasta el pensamiento, el sujeto que va, enciende el reflector y se larga hasta que tenga que vorver a cambiar el rollo de la pelicula; las dependientas de la tiendecita en la que, sin siquiera hacer fila, compro las palomitas interminables que no me duran ni hasta que terminan los anuncios y el vaso grande de refresco que tiene siempre la manía de concluir su viaje a traves de mi organismoo justo a mitad de la pelicula.

Mi tacañeríame obliga a aguantarme- cosa un tanto riesgosa cuando se ve una comedia- y a riesgo de humedecer y aromatizar la sala logro terminar de ver la pelicula antes de lanzarme como un coche-bomba hacia el baño más cercano: la meada de la victoria: no derperdicié ni un solo centavo dee los miserables 100 pesos que pagué por la entrada. Más bien he hecho perder dinero al cine: eso me enorgullece por dentro.

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