domingo, 13 de enero de 2008

La iglecia es la casa del pecado

La vida se re-escribe. No me agrada lo que va escribiendo, pues odio al autor, odio lo que narra: Quiero ser yo quien escriba.

Me sorprende, y me aterra.., el hecho de que una casa pueda, tan subitamente, pasar de ser un lugar en donde se duerme y habita a ser algo un poco más lujoso -e increiblemente más cruel y severo- que una carcel cualquiera. Terrible es, sin lugar a dudas, no tener voz ni voto: en especial cuando se tiene un complejo de inferioridad enorme.

Domingo por la madrugada:..........................................
he aquí que a duras penas puedo escribir en un cuaderno viejo -Pues si me descubren frente a la computadora a estas horas hasta me estrellan la cabeza contra el monitor, de nuevo- iluminada a penas por la luz de un Gameboy. El mejor uso que le puedo dar, ya que ni siquiera tengo juegos para ponerle.

Me hace hervir la sangre el hecho de tener que esperar a que mi hermana se duerma para poder empezar a escribir, aunque me llena de morbo el hecho de escribir a escondidas: pero son muchas las cosas que, pensadas en mi cama hasta que sus ronquidos me dan luz verde, se escapan de mi mente.

Acabo de recordar la advertencia de mi progenitora: nos va a despertar temprano para que vallamos todos juntos- aparentando familia unida- a la iglecia...de nuevo. ¡¿ES QUE LA MUY HIPOCRITA NO SE CANSA?! pues a mi, incluso de oir la palabra iglecia me causa un tedio enorme: si son unos hipocritas repulsivos todos y cada uno de ellos ¡Pero que vergüenza y que nauseas me da verlos! Predicando cosas que ni el más fanatico cumple a cabalidad.

Yo preferiría mil veces pasarme esa hora y media en cualquier otro lado: en una librería, un parque o hasta sentada en cualqueir calle de la zona colonial. Un cuaderno en blanco y un lapicero con bastante tinta, no es pedir demasiado. Me sentiría incluso a gusto si pudiese llevarmelos a tan corrupto edificio.

A mano pelada he tenido que entrar, y he de admitir que no comparto las ideas del cura casi en lo absoluto mientras su sermón se concentra en la homosexualidad, la violencia y en como la televición fomenta ambas cosas. Me da igual las preferencias de cada quien, es más: APOYO LA HOMOSEXUALIDAD, repudio su falacia disfrazada de biblia: me parece carente de sentido alguno. Aunque debo admitir, que me ha agradado la censura que ha puesto contra las telenovelas, y he tenido que esconder una carcajada cuando, la típica mujer que se arregla durante horas solo para ir al colmado de la esquina, ha defendido su novela a muerte (claro que por lo bajo, totalmente convencida de que ella tiene toda la razón). Pero más aun cuando, tras aconcejarnos que destruyecemos nuestros televisores, anuncia que los unicos programas que son apropiados para la juventud son Popeye el Marino y Tom & Jerry.

Pero, por lo que más quiera, no les prohiban la bebida: los borrachos son mucho mejor persona que cualquiera de ellos: son los verdaderos santos. Prueba de ello es que son despreciados por la mayoría de las personas. Deberían ir borrachos a la iglecia, que se confiecen si lo desean- pero que lo hagan bien bebidos- así no le omitirán nada al representante de su dios.

Por mi parte, yo sigo considerando ese "deber semanal" como algo INCREIBLEMENTE ABSURDO.

No hay comentarios: